Al igual que hace tres o cuatro décadas, se consiguió el cambio de mentalidad del transporte a la movilidad, entendemos que es conveniente dar paso a una nueva generación de Movilidad, cuya finalidad sea promover cambios en torno a los hábitos y costumbres, que provoquen pequeñas revoluciones en las decisiones básicas del día a día.
Esta nueva etapa de la movilidad requiere, además de hacer más accesibles los vehículos ecológicos y colectivos y, propiciar una mejor ordenación del territorio e infraestructuras, mirar más allá de los recursos que se ofrecen, poniendo en el centro, la capacidad de cambio de las personas y la implantación de estrategias de gestión de la demanda de movilidad. Consiguiendo establecer una mentalidad que permita un uso inteligente y compartido de los recursos y, posibilitando las iniciativas, recursos y herramientas necesarias para ello.
Aunque parezca el sueño de ecologistas, consideramos que las cosas seguirán igual al menos que se pongan en marcha iniciativas para cambiar los hábitos de movilidad. Entendemos que es preciso que las nuevas generaciones superemos nuestra dependencia del coche y de su propiedad. Para lo cual será imprescindible concienciar sobre la solidaridad y la sostenibilidad entre la ciudadanía. Movilizar la capacidad de cambio de todos y todas.
Muchos países son conscientes de ello y están trabajando en esta dirección. El clamor de la movilidad compartida se pone en el centro gracias a las nuevas tecnologías, que empiezan a difuminar esas fronteras entre transporte personal y colectivo. En consecuencia, las posibilidades de compartir y utilizar colectivamente todo tipo de vehículos se han convertido en parte convivencial para la población de muchos municipios. En definitiva, son conscientes de que no es necesario poseer un coche para beneficiarse de su uso y oportunidad.
Son numerosas a las iniciativas de movilidad compartida. En verdad, son parte del ecosistema de la denominada economía compartida. Los transportes público-colectivos compartidos, los taxis colectivos, los modelos de compartir coches (el 'carsharing' impulsado por las instituciones o el uso compartido de los vehículos de los vecinos), las bicis compartidas, los viajes compartidos, la micromovilidad, etc., son algunas de las posibilidades existentes.
Gracias a todos ellos se consigue aumentar la disponibilidad y realizar un uso más eficiente de los recursos limitados. Además, las personas que utilizan estas iniciativas consiguen una mayor atención y concienciación ante el uso del coche y realizan una mejor planificación de la movilidad. Sobre ello, se encuentra el conocimiento del coste social y económico real que supone el uso del vehículo privado, contribuyendo a conseguir un uso más sensato y responsable.
Además de un uso racional de los recursos limitados y de ofrecer nuevas oportunidades a la sociedad, los estudios realizados en torno a estas iniciativas han demostrado que, dichos servicios contribuyen a completar un vacío que el transporte público no cubre. A la par de garantizar la posibilidad de vivir con menos vehículos y el desarrollo de una sociedad más equitativa, dado que permiten compartir costes y poder pagar los servicios a un precio al alcance de todos y todas.
Dicho esto, estamos impulsando iniciativas que muestren nuestra disposición a apoyar este enfoque firmemente. Al igual que se está haciendo en otros países europeos, estamos convencidos de que es posible dar cabida a la movilidad compartida en Euskal Herria, con el objetivo común de lograr el desarrollo de una nueva era de la movilidad. Para que, más pronto que tarde, podamos dar respuesta a los retos de Desarrollo Sostenible que vamos a tener que afrontar.